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18 dic 2011

Escribo lo que pasa por mi cabeza.

Quizás podría saltar desde la ventana, pasar al murete del vecino, caminar por la barra del toldo, encajar bien la caída... Total ¿cauántos metros hay ahi? ¿tres? Dios mio, pero que estupideces digo... ¿Como se me ocurren esas cosas? ¿pero estoy tonta o que me pasa? María, mujer controlate. Esto no puede volver a pasar, o seguro que me acaban encerrando en un manicomnio... ¿Y por que narices escribo lo que pienso? ¡Oh! ¡para ya! Mierda, a las seis llegan sus padres y todavía estoy encerrada en casa. Joder. Tengo que ir a verle. Quizás si no hago ruido pueda salir por la puerta, pero como se despierte mamá me mata. Mierda, el movil al suelo, bueno de ahi no pasa. La leche, deja de escribir, María, te van a llamar rara. Mira que majo el niño ese de la bici. Ya son las seis ¡Que tarde! no me da tiempo. Le llamo, no le llamo, le llamo, no le llamo... Venga le llamo. No va el movil... venga, venga, VENGA! ¡ah! ya por fin! Que ganas tengo de oir su voz. Piip, piip piiiip. no lo coge, ¿estará con otra chica? ¡peor para él!. Que hambre tengo. Bueno, a ver si me contesta la perdida... Madre mía, me comería un hipopótamo.

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